viernes, 16 de noviembre de 2007

el tango

Concepto [editar]

Orígenes culturales: arte urbano de fusión [editar]
Si bien el tango reconoce lejanos antecedentes africanos, latinoamericanos y europeos, sus orígenes culturales se han fusionado de tal modo que resulta casi imposible reconocerlos. En esencia el tango es una expresión artística de fusión, de naturaleza netamente urbana y raíz suburbana («arrabalero»), que responde al proceso histórico concreto de la inmigración masiva, mayoritariamente europea, que reconstituyó completamente las sociedades rioplatenses, especialmente las de Buenos Aires y Montevideo, a partir de las últimas décadas del siglo XIX.
Argentina, que en 1850 contaba con 1,1 millón de habitantes, recibió 6,6 millones de inmigrantes entre 1857 y 1940. Uruguay sufrió un proceso similar. Se trata de una experiencia humana «aluvial»,[3] casi sin parangón en la historia contemporánea.
A diferencia de otras zonas del mundo, los inmigrantes que llegaron al Río de la Plata a partir de la segunda mitad del siglo XIX, superaban en cantidad a las poblaciones nativas y fueron parte de un intensivo proceso de mestizaje multicultural y multiétnico, en gran medida inducido por el Estado a través de una formidable promoción de la escuela pública laica.
El tango es hijo directo de ese intenso mestizaje. Se sabe que los primeros tangueros eran afroargentinos y afrouruguayos;[4] que el bandoneón proviene de Alemania; que su sensualidad deriva de su origen prostibulario, donde los inmigrantes europeos que llegaban solos a buscar empleo mantenían relaciones sexuales con las nativas, mayoritariamente afroargentinas e indoamericanas denominadas «chinas». Se sabe también que el argot del tango, el lunfardo, está plagado de expresiones italianas y africanas; que su ritmo y clima nostálgico está emparentado con la habanera cubana; y que «tango, milonga, malambo y candombe», son parte de una misma familia musical de raíces africanas y costumbres proveniente de los gauchos que migraron a la ciudad.
Sin embargo el tango no se confunde ni deriva de ningún estilo musical en particular. Ernesto Sábato dice que por sobre todas las cosas el tango es un híbrido, una expresión original y nueva que deriva de una movilización humana gigantesca y excepcional.

Sexo y tristeza [editar]
Ya los años se van pasando,y en mi pecho no entra un querer,en mi vida tuve muchas, muchas minaspero nunca una mujer...
Patotero sentimental[5]M.: Manuel Jovés. L.: Manuel Romero
El deseo sexual, sublimado en sensualidad, y la tristeza o melancolía, derivada de un estado permanente de insatisfacción, son los componentes centrales del tango. En sus orígenes esos sentimientos afloraron de la dura situación de millones de trabajadores inmigrantes mayoritariamente varones, solitarios en una tierra extraña, acudiendo masivamente a los prostíbulos, donde el sexo pago acentuaba «la nostalgia de la comunión y del amor, la añoranza de la mujer» y la evidencia de la soledad.[6] El tango emergió así de un «resentimiento erótico»[7] masivo y popular, que condujo a una dura reflexión introspectiva, también masiva y popular, sobre el amor, el sexo, la frustración y finalmente el sentido de la vida y la muerte para el hombre común.
En el curso del siglo XX y con la importancia que adquirió la sexualidad y la introspección, así como una visión existencial y menos optimista de la vida, el tango desarrolló sus componentes básicos como una expresión artística notablemente relacionada con la problemática del hombre contemporáneo.

El arrabal [editar]
Arrabal amargo...Con ella a mi ladono vi tus tristezas,tu barro y miserias,...
Arrabal amargo[8]M.: Carlos Gardel. L.: Alfredo Le Pera
El tango es un arte de raíz suburbana, «arrabalero», derivado de su naturaleza popular. Surge y se desarrolla en los barrios de trabajadores que rodean a las ciudades rioplatenses: el «arrabal». Para el tango el arrabal es la musa inspiradora, el lugar de pertenencia que no se debe abandonar, ni traicionar, ni olvidar. Por sobre todas las cosas, el tanguero es un hombre (y una mujer) «de barrio». En el lenguaje del tango, el arrabal y el centro componen dos polos opuestos: el arrabal, muchas veces unido indisolublemente a los amigos y a «la vieja», expresa lo verdadero y lo auténtico, en tanto que el centro suele expresar lo pasajero, «las luces» que encandilan, el fracaso.
El sentimiento de pertenencia al arrabal ha llevado al tango a construir culturas de barrio, a darles personalidad. Sobre todo en Buenos Aires, el tango está indisolublemente ligado a la identidad de «los 100 barrios porteños». La ciudad del tango es una ciudad vivida desde el arrabal.

La música [editar]
Jorge Luis Borges destacaba que la música de tango está tan conectada con el mundo rioplatense que cuando un compositor, de cualquier otra parte del mundo, pretende componer un tango «descubre, no sin estupor, que ha urdido algo que nuestros oídos no reconocen, que nuestra memoria no hospeda y que nuestro cuerpo rechaza».[9]
Esa característica fuertemente local del tango, imbricada con el ritmo y la musicalidad del lenguaje rioplatense, ha sido reiteradamente señalada.
Una de las primera características de la música tanguera fue la exclusión de los instrumentos de viento-metal y percusión, quitándole estridencias con el fin de construir una sonoridad intimista y cálida, capaz de transmitir la sensualidad que lo definió desde un principio.
Lastima, bandoneón, mi corazóntu ronca maldición malevatu lágrima de ron me llevahacia el hondo bajofondodonde el barro se subleva.
La última curda[10]Música: Aníbal Troilo. Letra: Cátulo Castillo
El bandoneón es el corazón de la música de tango. Se ha dicho que «bandoneón y tango son la misma cosa». De origen alemán, fue adoptado por los tangueros al iniciarse el siglo XX para reemplazar la presencia inicial de la flauta y completar el sonido inconfundible del tango. Cátulo Castillo le atribuye «...al bandoneón la definitiva sonoridad de lamento que tiene el tango, su inclinación al quejido, al rezongo».[11] El bandoneón le impuso al tango su definitiva forma compleja, integrando la melodía en una base simultáneamente rítmica y armónica.[12]
Esta complejidad melódica-rítmica-armónica, será fortalecida más adelante con la incorporación del piano, en sustitución de la guitarra, y el desarrollo de una técnica de ejecución especialmente tanguera, fundada en la percusión rítmica. De este modo la base instrumental del tango queda definida como trío de bandoneón, piano y violín.
Sobre la base de sus instrumentos básicos se conforma la orquesta típica de tango, inventada originalmente por Julio de Caro en los años 20 y consolidada principalmente en forma de sexteto con la siguiente integración: piano, dos bandoneones, dos violines y contrabajo. La orquesta de tango, propiamente dicha, sigue el mismo esquema, ampliando el grupo de bandoneones, y agregando violas y violoncellos al grupo de las cuerdas.
El tango nació como música instrumental exclusivamente para ser bailado. Con el tiempo incorporó el canto, casi siempre solista, eventualmente a dúo, sin coro, pero manteniendo de manera bastante marcada la separación entre tangos instrumentales y tangos cantados.
Musicalmente el tango tiene forma binaria. Originalmente escrito en compás de 4/8 terminó escribiéndose en compás de 2/4.

Las letras [editar]
Las letras están compuestas en base a un argot local llamado lunfardo y suelen expresar las tristezas, especialmente «en las cosas del amor»,[13] que sienten el hombre y la mujer de pueblo, circunstancia que lo emparenta con el blues.
La poesía tanguera tiene la inhabitual característica de ser considerablemente compleja, con el uso de metáforas y reflexiones filosóficas y al mismo tiempo muy popular, sobre todo en los estratos más humildes de la población.
Imágenes como «el misterio de adiós que siembra el tren» que utiliza Homero Manzi en Barrio de tango (1942), o «las nieves del tiempo platearon mi sien» de Carlos Gardel en Volver (1935), o «tu mezcla milagrosa de sabihondos y suicidas» creada por Enrique Santos Discépolo en Cafetín de Buenos Aires (1948), o «tinta roja en el gris del ayer» que Cátulo Castillo puso en Tinta roja (1941), reúnen una alta complejidad poética y al mismo tiempo una alta popularidad, que ha persistido con los años.
Los temas principales y más conocidos de las letras de tango son el desengaño amoroso y el paso del tiempo, pero también la ciudad y sus personajes, la problemática social y política, el amor, la muerte, el fútbol y el mismo tango.
Llora, llora corazón,llora si tienes por qué,que no es delito en el hombre,llorar por una mujer,
Angustia; letra y música: Horacio Pettorossi
El desengaño amoroso como tema central del tango es un lugar común, aunque sólo parcialmente cierto. Probablemente lo que llama la atención en la forma en la que el tango aborda el desengaño amoroso, sea el contraste del hombre «duro» y orientado al machismo, emocionalmente restringido, que se abre en las letras del tango, mostrando su interioridad y la profundidad de su sufrimiento. En el tango los hombres lloran y hablan de sus emociones, en un mundo en el que los hombres no deben llorar ni exponer sus sentimientos.
La reflexión sobre el tiempo es una característica muy especial de las letras de tango, quizás tanto o más que el desengaño amoroso, mismo. Prácticamente todos los tangos contienen una mirada desagarrada sobre el efecto destructivo del tiempo sobre las relaciones, las cosas y la vida misma. Por sobre todas las cosas el poeta tanguero manifiesta su impotencia ante esa «fiera venganza la del tiempo»[14] y expresa «el dolor de ya no ser».[15]

La cantautora Eladia Blázquez
Ejemplos de tangos clásicos por tema:
El desengaño amoroso: Mano a mano (Celedonio Flores), Uno (Discépolo), Nostalgia (Discépolo), Esta noche me emborracho (Discépolo), Amargura (Le Pera).
El paso del tiempo: Volver (Le Pera), Caminito (Coria Peñaloza), El corazón al sur (Eladia Blázquez), Tinta roja (Castillo).
Problemática social: Cambalache (Discépolo), Que vachaché (Discépolo), ¿Dónde hay un mango, viejo Gómez? (Pelay), Chiquilín de Bachín (Ferrer).
La muerte: Sus ojos se cerraron (Le Pera), Adiós muchachos (Veldani), Adiós Nonino (Eladia Blázquez).
El amor: El día que me quieras (Le Pera), De todo te olvidas (cabeza de novia) de Cadícamo, Amores de estudiante (Le Pera), Los mareados (Cadícamo).
La ciudad: Mi Buenos Aires querido (Le Pera), Cafetín de Buenos Aires (Discépolo), Barrio de tango (Castillo), A media luz (Lenzi), Yo soy la morocha (Villoldo), Balada para un loco (Ferrer), Sur (Manzi).
El tango: Malena (Manzi), Che, bandoneón (Manzi), El firulete (Taboada), La canción de Buenos Aires (Romero), Así se baila el tango (Marvil), Pa’ que bailen los muchachos (Cadícamo), Siga el baile (Warren), Che, papusa, oí (Cadícamo), La última curda (Castillo).
Existe también poesía y prosa tanguera o lunfarda creada sin ser pensada para formar parte de una canción. Entre ellos puede citarse a Julián Centeya, Celedonio Flores, Carriego, Evaristo, Atilio Jorge Castelpoggi, Carlos de la Púa, Martina Iñiguez, Orlando Mario Punzi, Juan Carlos Lamadrid, Luis Luchi, Héctor Gagliardi, entre muchos. El propio Jorge Luis Borges tiene textos que pueden ser considerados tangueros como el poema Jacinto Chiclana y el cuento El hombre de la esquina rosada.

La danza [editar]

La sensualidad del tango
La coreografía, diseñada a partir del abrazo de la pareja, es sumamente sensual y compleja. La complejidad de los pasos no hace a la expresión o a lo que se quiere trasmitir durante el baile. Se trata de expresar un sentimiento pleno de sensualidad y no de sexualidad, donde lo primordial no son sólo los pasos o las figuras que hacen los bailarines con los pies. De nada vale una técnica perfecta, o una sincronización perfecta, cuando la expresión facial de los bailarines no trasmiten sentimientos. Todo en la danza del tango está unido, las miradas, los brazos, las manos, cada movimiento del cuerpo acompañando la cadencia del tango y acompañando lo que ellos están viviendo: un romance de tres minutos, entre dos personas que a lo mejor recién se conocen y que probablemente no tengan una relación amorosa en la vida real.
El tango trasciende y llega al corazón de los que contemplan a los bailarines, gracias a los sentimientos que ellos ponen en el baile y obviamente a la calidad de sus coreografias. Cada estrofa musical, cada pasaje, cada tango tiene distintos momentos, no se puede bailar un tango completo siguiendo un patron de conducta idéntico para toda la melodía. Hay cadencias tristes, alegres, sensuales o eufóricas, finales silenciosos o grandiosos, musica in-crescendo o musica in-diminuendo, solo expresa sentimientos y estos son los que los bailarines transportan a sus pies y a su cuerpo todo.

Historia del tango [editar]

El cantautor Carlos Gardel, símbolo mundial del tango

Orígenes [editar]
Véase también: Anexo:Antiguos títulos procaces en el tango
El musicólogo e historiador argentino Carlos Vega (1898-1966) explica que en el siglo XVIII, en México existía una danza llamada «tango». Aunque ese baile se ejecutaba individualmente, no en pareja. En 1803, en los archivos de la Inquisición, en México, hay referencia a la prohibición de un «antiguo tango» (una canción mexicana).
Sin embargo, el tango propiamente dicho tiene un origen más reciente aunque no muy claro. Según estudios que no cuentan con numerosa documentación, desciende de la habanera y se interpretaba en los prostíbulos de Buenos Aires y Montevideo, en las dos últimas décadas del siglo XIX, con violín, flauta y guitarra.
El escritor y polemista argentino Jorge Luis Borges afirmó que por sus características el tango sólo pudo haber nacido en Montevideo, Rosario o Buenos Aires, todos puertos fluviales. El bandoneón, que actualmente caracteriza el tango, llegó hasta la región del Río de la Plata allá por el 900, en las valijas de inmigrantes alemanes. No existen muchas partituras de la época, porque los músicos de tango no sabían escribir la música y probablemente interpretaban sobre la base de melodías existentes, tanto de habaneras como de polkas.
Al tango se le conoce como música de «dos por cuatro», o sea en compás de dos cuartos (2/4). A este género, música y danza prostibularios se les aplicó (aproximadamente en la segunda mitad del siglo XIX) el nombre despectivo «tangó» quizá porque en su carácter reservado y secreto se parecía a las reuniones donde los negros (que por entonces formaban un buen porcentaje de la población de Buenos Aires, y que representan una influencia fundacional de la cultura montevideana) se juntaban a tocar y bailar su música. Tangó: golpe de tambor en el candombe uruguayo, principal corriente musical junto con el tango.
De esa primera época y durante varios años, muchos tangos tenían títulos procaces referidos al acto sexual, como Afeitate el 7 que el 8 es fiesta, ¡Al palo!, El choclo, Concha sucia y otros que pueden ser consultados en un anexo especial. A partir de los años treinta, los gobiernos militares y autoritarios, prohibieron las letras y títulos procaces, por lo que la mayoría de ellos desaparecieron, mientras que otros fueron reescritos, como el famoso Concha sucia, que fue reescrito por Francisco Canaro como Cara sucia.

El cantor de tangos Agustín Magaldi

La Guardia Vieja [editar]
Los más antiguos compositores e intérpretes de tango que se conocen aparecieron en las dos primeras décadas del siglo XX. En el Museo de la Partitura Histórica (de Rosario) se encuentra el primer tango registrado como tal, La canguela, de 1889. El primer tango con autor conocido es El entrerriano, de Rosendo Mendizábal, publicado en 1898. Ángel Villoldo, Roberto Firpo y Francisco Canaro fueron famosos y populares autores e intérpretes de tango.
En aquellos años, en los que los hijos de familias ricas llevan a París el tango que habían aprendido en su frecuentación de los lupanares, comienza una nueva era para el género, con el aporte de músicos mejor preparados y la incorporación de letras evocativas del paisaje del suburbio, de la infancia y de amores contrariados.
Carlos Gardel es el mejor y el más recordado cantante de tango de los años veinte y treinta. Muchos de los temas que interpretaba los compuso él mismo y encargó sus letras a su inseparable compañero Alfredo Le Pera. Gardel, que comenzó su carrera en comités políticos de los suburbios fabriles de Buenos Aires, cantó en París y en Nueva York, filmó varias películas en los Estados Unidos y murió en un accidente de aviación en Medellín, Colombia. Entonces se convirtió en un mito para los rioplatenses.

La Nueva Guardia [editar]